Calca: ciudadanía de mujeres productoras rurales

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“Aportar económicamente a mi hogar me hace sentir de otra forma, estoy más contenta, siento que me reconocen lo que trabajo”, comenta Nieves Flores Huallpa, productora de la comunidad campesina de Umachurco, en el distrito de San Salvador, provincia de Calca (Cusco).

Ella es una de las 80 mujeres productoras rurales que están siguiendo un proceso de formación en derechos y técnico productiva en la Escuela Agroecológica que implementa el Programa de Desarrollo Rural (PDR) del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.

Esta iniciativa forma parte del proyecto que ejecutan con el apoyo de la Cooperación Vasca y la institución Mugen Gaitenik, que busca contribuir al ejercicio y autonomía económica de mujeres rurales andinas de comunidades de cuatro distritos de la provincia de Calca: Coya, Poques, San Salvador y Calca.

Con su participación en el proyecto, las 80 productoras se están afirmando en su ejercicio ciudadano al reconocerse primero como mujeres con derechos, -lo que en un contexto rural de profunda desventaja y discriminación de género es difícil-, y después avanzar hacia la autonomía en la toma de sus decisiones, que se refuerza con su acceso a recursos y activos que les posibilitan generar sus propios ingresos.

“Yo antes no sabía lo que era la producción de hortalizas, tenía que comprar las verduras en el mercado. Ahora tengo harta variedad para mi familia, para compartir con mis hermanas y hasta para llevar a vender y ganar un dinero que me sirve de mucho para la economía”, sostiene Flores.

El hecho de haber adquirido nuevos conocimientos para el manejo de prácticas agroecológicas que potencian su saber ancestral, en conjunción con su conciencia de que “las mujeres rurales también tenemos derechos” como remarca, está marcando un punto de inflexión en lo que era su vida antes de ser parte del proyecto, y la actualidad.

Jesusa Mediano, ingeniera agrícola del proyecto que brinda la asistencia técnica in situ a las productoras, destacó el proceso de cambio de las productoras. “Antes ellas sembraban solo granos y tubérculos con una agricultura convencional, con uso de químicos para abonar y para fumigar, y dependiendo de las lluvias para el riego. Eso se ha transformado totalmente”, refirió.

Explicó que como parte de los talleres en la Escuela Agroecológica y el acompañamiento técnico práctico en sus parcelas, las productoras manejan seis buenas prácticas agrícolas en la siembra y cosecha de 10 variedades de hortalizas. Ellas cuentan con fitotoldos donde funcionan sus biohuertos con riego tecnificado por goteo.

“Todas tienen tanques de agua que llenan con manguera y que les permite contar con el recurso hídrico para el riego tecnificado, de esa forma ya no se desperdicia ni una gota, remarcó.

Nieves Flores afirmó que contar con esos recursos y poder decidir sobre ellos la ha fortalecido internamente. “Yo siento como que soy otra Nieves, más segura, puedo decidir lo que pienso, yo programo mi siembra y cosecha en el biohuerto, oriento a mi familia cuando me apoyan en el trabajo del biohuerto, y enseño a mis alumnas”, comentó.

También relevó que esta percepción mejorada de sí misma, con mayor valor y reconocimiento sobre su trabajo, roles y aportes, es compartida por sus compañeras. “Siento que en la comunidad también nos ven con otros ojos, con respeto”, subrayó.