Feminismo popular y mujeres que resisten, articuladas y no dispersas
Belem do Pará, Brasil – El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán estuvo presente en la Cumbre de los Pueblos que tuvo lugar en esta ciudad entre el 12 y el 16 de noviembre con una participación masiva de organizaciones sociales, indígenas, populares, de jóvenes, sindicales, de mujeres y feministas.

Este fue un espacio de confluencia de los movimientos sociales del sur global paralelo a la reunión de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), donde representantes de los Estados, con excepción de los de posición negacionista como Estados Unidos, se reunieron en la Conferencia de las Partes COP 30, para adoptar acuerdos en torno al Acuerdo de París.
Mientras delegaciones de los Estados avanzaban lentamente, la Cumbre de los Pueblos desarrolló múltiples mesas de reflexión y debate para arribar a la Carta de Belém que sería entregada el último día del masivo encuentro al presidente de la COP, André Correa.
El sexto eje temático de la cumbre, Feminismo popular y resistencia de las mujeres en los territorios, es el que articuló desde hace más de un año a organizaciones diversas de diferentes regiones del planeta, que consensuaron las preocupaciones centrales que constituyen una amenaza a sus vida y derechos en el actual contexto global.

Junto con el cambio climático están las guerras, la ocupación de territorios, el despojo de los bienes comunes que la naturaleza proporciona, el debilitamiento de las democracias y avance de posiciones fascistas y anti derechos que atentan contra los pueblos y los cuerpos de las mujeres.
Articuladas en la Casa de Resistencia de las Mujeres, estos y otros temas se discutieron desde distintas perspectivas y experiencias, evidenciando que el cambio climático y otras crisis como la económica, política y social, erosionan el derecho a vivir en paz y con dignidad de las mujeres y niñas.
Cuestionaron la ineficacia de las COP que no han abordado las causas del cambio climático, es decir, el actual modelo económico de carácter hegemónico que tienen como centro la expansión del capital y el lucro, y que se coloca sobre la vida y las personas que habitan los territorios como si estas no existieran.
La posición común fue que no puede existir justicia climática sin justicia de género, y tampoco mientras persistan los crímenes de odio, la ocupación de los territorios, la explotación de la naturaleza y la violencia contra las mujeres.
En la Carta de Belém se reconoció el aporte del feminismo en las luchas de los movimientos sociales y se destacó la importancia del trabajo de cuidados que realizan las mujeres en su amplia diversidad. En ese sentido, exhortaron a los Estados parte de la COP 30 a valor los cuidados e incorporarlo en las políticas pues es fundamental para la reproducción de la vida y “nos diferencia de quienes quieren preservan la lógica de un sistema que prioriza el lucro y la acumulación privada de riquezas”.
La Casa de Resistencia de la Mujeres estuvo impulsada por la alianza del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán con el Grupo Impulsor Mujeres y Cambio Climático (Perú), y con la Articulación de Mujeres Brasileras (AMB) y la Coalición Mundial por los Bosques.

