Defensoras de la tierra: mujeres rurales peruanas frente a la desigualdad

“Las mujeres rurales del Perú viven en carne propia la crisis climática, hídrica, alimentaria y ambiental y en ese contexto de injusticia y desigualdad siguen defendiendo la pachamama, la tierra que la humanidad necesita para sostenerse”, sostuvo Elena Villanueva, responsable del Programa de Desarrollo Rural del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.

La especialista, socióloga de profesión, se pronunció en el marco de la conmemoración este 22 de abril del Día Internacional de la Madre Tierra, fecha adoptada por Naciones Unidas el año 2009 para sensibilizar a los Estados y a la población sobre la urgencia de tomar acción para preservarla de los efectos del cambio climático y pérdida de biodiversidad.
Tomando los datos de la última Encuesta Nacional Agraria (ENA) y del estudio sobre Situación de la Mujer Rural 2022, Villanueva explicó que la desigualdad y postergación de esta población es inadmisible, más aún cuando sigue contribuyendo con aportes valiosos desde la agroecología para promover el desarrollo sostenible, conservar las semillas, las fuentes hídricas y la tierra.
“En el Perú las mujeres rurales tienen menor acceso a la propiedad de la tierra, y en el caso en que cuenta con un título, es menor el porcentaje de quienes lo han inscrito en registros públicos en comparación con los hombres, con lo que la inseguridad jurídica que enfrentan es muy preocupante sobre todo en esta realidad de crisis climática”, refirió.
Los estudios dan cuenta de que manejan solo el 60% de tierras respecto de sus pares masculinos con la misma actividad agroproductiva, y que apenas cuatro de cada 10 son parte del padrón comunal en las comunidades campesinas. Ser reconocidas como comuneras calificadas es condición para que se les reconozca el derecho a participar con voz y voto en estos espacios, ámbito en el que es bastante amplia la brecha de género que obstaculiza su derecho a participar, en igualdad, en la gestión de las tierras comunales.

La ENA reportó que del total de productoras/es agropecuarias/os, el 35,5% contaba con título de propiedad de al menos una parcela de su unidad productiva. De ese porcentaje, el 33,9% eran y 66,1% hombres. La mayoría no inscribió el título en Registros Públicos, lo hizo el 20%, pero entre esa pequeña proporción, las mujeres representaron solo el 30%.
Además, ellas son las más pobres: el 40,9% con lengua materna originaria están en esa situación, así como el 30% de los hogares con jefatura femenina (27,9%). “La pobreza es multidimensional en las zonas rurales y con amplio impacto en su derecho a la igualdad de oportunidades, entre ellas al acceso a la propiedad, gestión, toma de decisiones y beneficios sobre el uso de la tierra”, remarcó la representante de la institución feminista.
Elena Villanueva destacó la apuesta del Centro Flora Tristán por promover los derechos y ejercicio ciudadano de las mujeres rurales a través de diferentes proyectos en la Región Cusco, que las empoderan en el manejo agroecológico con el acceso a activos productivos, asistencia técnica y generación de ingresos propios sobre los que deciden con autonomía.
Y destacó que son necesarias políticas de Estado en lo nacional, regional y local para romper con los patrones socio culturales que justifican y reproducen la discriminación de género.
