Mujeres productoras agroecológicas: cuidadoras y defensoras del ambiente en sus territorios

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En el Día Mundial del Ambiente, el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán reconoció el trabajo y aporte de las productoras agroecológica al cuidado del ambiente, amenazado por el cambio climático y actividades extractivas que están destruyendo ecosistemas y la biodiversidad de los que dependen las vidas en el planeta.

Instituida en 1972 por la Asamblea de Naciones Unidas, la fecha busca sensibilizar a los Estados y ciudadanía en general sobre la necesidad de proteger y cuidar la tierra, la gran casa de la humanidad y demás seres vivos.

“Esta es una responsabilidad diferenciada pues corresponde a los Estados tomar las decisiones que nos encaminen al desarrollo sostenible en los términos en que se han comprometido en la Agenda 2030, para lo cual es crucial reconocer y garantizar los derechos humanos y los derechos de la naturaleza”, sostuvo Elena Villanueva, socióloga responsable del Programa de Desarrollo Rural de la institución feminista.

La especialista afirmó que las mujeres rurales en nuestro país, quienes se dedican a la producción agroecológica, ya están haciendo su parte pese a no contar con el apoyo del Estado, que en vez de promover la agricultura familiar como un medio de producción sostenible, prefiere incentivar la agroexportación que explota el agua y los suelos, y genera estrés hídrico, aridez y contaminación ambiental.

“La agroecología es impulsada por mujeres comprometidas con el cuidado y preservación del ambiente, porque de ello depende sus medios de vida no solo para ellas y sus familias, sino para las futuras generaciones. Su relación con el suelo, el agua y las semillas es de respeto y reconocimiento, en un proceso que implica también su empoderamiento para tomar decisiones sostenibles en sus áreas productivas y para hacer respetar sus derechos”, explicó.

El Programa de Desarrollo Rural del CMP Flora Tristán gestiona diversos proyectos en comunidades de las provincias de Calca, Paruro y Quispicanchi en Cusco, donde promueve el desarrollo integral de las mujeres rurales para el ejercicio de su ciudadanía en el ámbito productivo, la participación en la toma de decisiones, la corresponsabilidad en el trabajo de cuidados y el ejercicio de una vida sin violencia.

“No podemos hablar de un ambiente sano si es que no se generan las condiciones para que las mujeres vivan sin ninguna forma de discriminación. Gozar de un territorio con suelos fértiles, acceso a agua y con seguridad alimentaria, va de la mano con la garantía de igualdad en todos los ámbitos en que ellas se desenvuelven”, remarcó Villanueva.

En la actualidad 150 productoras de las tres provincias son parte de la Escuela Agroecológica de Mujeres Rurales que promueve el PDR, quienes, a su vez, en una estrategia de aprendizaje entre pares, han replicado sus saberes en sus comunidades, alcanzando a más de mil personas, siendo el 70% mujeres.

Diversos estudios vienen evidenciando indicadores de la degradación del ambiente en el Perú por la pérdida acelerada de biodiversidad y de los glaciares debido al aumento de la temperatura global por la persistencia de un modelo económico que depreda la naturaleza y al que no le importa los derechos humanos.

“Las consecuencias de esta situación afectan a la población, pero no de igual forma, por su situación de pobreza, discriminación y olvido del Estado, será, quienes viven en zonas rurales, y particularmente las mujeres por las desventajas de género, quienes sufran los impactos de la falta de agua, de alimentos y de la sobrecarga de trabajo”, alertó la socióloga feminista.

Subrayó, además, que la apuesta del CMP Flora Tristán por los derechos de las mujeres rurales está en directa relación con su lucha por un ambiente saludable y sostenible en los diferentes territorios del país.