La poesía vitalista de Yolanda Westphalen*
Diana MiloslavichYolanda Westphalen nació en Cajamarca en 1925. Luego de una breve pero significativa estadía en Pacasmayo, llegó a radicar a la ciudad de Lima. Estudió literatura y filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en donde se graduó con una tesis sobre la novela Los Ríos Profundos de José María Arguedas.
Trabajó también con el doctor Luis Alberto Sánchez en el Repertorio Bibliográfico de la Literatura Latinoamericana. Publica su primer libro, un estudio sobre: El mundo de Trilce en César Vallejo, en colaboración con Mariano Iberico y María Eugenia Gerbolini en 1963.
Su primer poemario Palabra Fugitiva, publicado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, recibe un prólogo de Mariano Iberico y un colofón de Alberto Escobar en 1964. En su primer poemario deja quizás los pocos rastros de su condición femenina y preguntas iniciales que aparecen en toda su obra. Así en el poema XXV:
Dime mujer – murmura el viento –
¿Quién te alumbra
Con la brasa de tizones encendidos?
El sol, el agua y el tiempo
y la palabra olvidada
-que yace entre los cipreses
profanados-
O en el poema XXVI:
Decime niña-
Qué estrellas de escarcha
Doran
Tus sueños
Exilada – así – del mundo
Con las ediciones de la Rama Florida, publica en 1971, su segundo libro Objetos enajenados. La poeta explora la cotidianeidad, los objetos que la rodean. El yo poético analiza, escruta, piensa en el universo objetual alienado para redescubrir su humanidad. Reúne catorce poemas, el terno, los zapatos, la botella, el hombre-presa, la noche, la maleta, el silencio, la mecedora, la lámpara, el cactus, el espejo, la escalera, el cigarro y el reloj.
Los zapatos negros
De cuero agrietado
Viven
En ese atardecer impostergable
Un gesto despoblado
De pasos
Viven
El fracaso del límite
Del
Uso
Son objetos ya sidos
Descoloridos
Roídos
Sufridos y callados
Zapatos negros
Olvidados en su pasividad
Yacen
Se agigantan
Sonambulizan una extraña huida
Hacia ese abismo
Absoluto
De una soledad pretérita
La ciudad entera flotan en las suelas
Gastadas y vencidas
De esos zapatos
Excluidos del hombre
Ajenos
Extraños a su vivir diario
(fragmento)
En la entrevista publicada por Roland Forgues en el libro Las poetas se desnudan, Tomo IV, en 1991, Westphalen señala sobre su propio trabajo, en relación a este libro: (…me quedé sola en la casa que está muy grande, un poco antigua, con estos cuadros que tu ves, y una serie de objetos. Entonces comencé a sentir que esos objetos tenían vida, que los objetos compartían la vida de una. Eso me llevó a escribir objetos enajenados, es decir que los objetos eran enajenados para mí, porque todos cobraban vida).
Trece años después, la poeta, nos entrega en 1984, el poemario Universo en el exilio, publicado con la Editorial Salesiana, donde reúne cuarenta y tres poemas. Este libro está traducido al francés por Marcel Hennart y publicado en Bélgica en una edición bilingüe en 1987.
Poesía vitalista en el sentido de Ortega y Gasset. Su obra es la búsqueda constante de una trascendencia a través de la palabra. Y esto nos muestra el poema “Universo en el exilio”.
Desterrada estoy en la sal del desprecio
Despojada en el umbral de la palabra
Pero soy única
Entre los cuatro puntos cardinales
No tengo brújula que confirme mi universo
He matado el alba, he desollado la noche
He amortajado el recuerdo
He ahogado el grito de los pájaros
Me he ceñido los lomos con la carga
De todas las estrellas
Me abruma la oscuridad que crece en mi
Como un parásito
Y la eternidad germina entre mis labios
Húmedos
Como un helecho
Cargado de silencio
Y el universo con sus formas y
Sus símbolos
Se vuelve transparente
Huye
La crueldad, el límite, el milagro y el mito
Los valores
La caótica belleza
Las piedras angulares
De este universo en exilio perenne
De evocación siempre en ascenso
En muda adoración apocalíptica
Y después qué?
El destierro en el umbral de la palabra