El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristàn expresa su profunda preocupación por la aprobación del Reglamento de Bioseguridad para la regulación, uso y desarrollo de actividades con productos transgénicos[1], por la forma inconsulta y poco transparente en que ha sido emitida la norma, y por los impactos negativos que tendrá en la calidad de vida de las productoras agrarias, actoras fundamentales en el resguardo de la biodiversidad del país, la misma que constituye una de sus principales riquezas heredada de nuestras culturas ancestrales.
Los cultivos transgénicos son parte de un modelo agro industrial de producción de alimentos a gran escala en beneficio de grupos de poder económico que monopolizan las patentes de semillas y plaguicidas, con resultados devastadores para la agricultura nacional como ha ocurrido en los países hermanos México y Argentina. Este modelo que pretende ser impuesto en el Perú amenaza la seguridad y soberanía alimentaria, al medio ambiente y la propiedad de los recursos de las poblaciones rurales que pueden verse expuestas a dejar sus tierras.
Esa perspectiva agravará las condiciones de desigualdad y marginación de las productoras agrarias, pues son las mujeres quienes viven con mayor crudeza los impactos de la pobreza y pobreza extrema que se concentra en las zonas rurales del país.
Las mujeres son las principales productoras de alimentos básicos y cumplen un rol determinante en asegurar la alimentación de las familias y en la generación de ingresos, pese a lo cual están ausentes en el diseño y aplicación de políticas agrarias. Ellas seleccionan y preservan las semillas en base a su conocimiento ancestral de las propiedades de las plantas y métodos de conservación, saber fundamental que aporta a la agro ecología como estrategia para enfrentar los impactos del cambio climático, lo que se vería gravemente en riesgo con los cultivos transgénicos.
La agricultura familiar predomina en el Perú. Se dedican a ella 04 de cada 10 trabajadores/as, aportando a mantener la diversidad de cultivos que son fuente para un desarrollo sostenible con igualdad de oportunidades, sin dependencia económica y tecnológica que el cultivo de transgénicos puede arrasar con graves consecuencias sociales, económicas y ambientales.El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristàn se suma a las numerosas voces de organizaciones e instituciones que demandan la derogatoria del DS 003-2011-AG, así como el debate en el Congreso de las propuestas legislativas para la moratoria de esta iniciativa.
Y pone sobre el tapete la importancia de reflexionar sobre los desafíos que como Estado y sociedad enfrentamos frente al fenómeno global del cambio climático que ya viene causando estragos en el país, considerando como un aspecto ineludible la soberanía alimentaria, es decir el derecho de los pueblos a definir sus políticas agrarias y de alimentación, ante lo cual es necesario conocer las posiciones de las dos agrupaciones políticas en contienda electoral.
Lima, 3 de mayo del 2011