EN DIÁLOGO CON CARMEN OLLÉ

por Martha Rico Llaque
Carmen Ollé (Lima, 1947)
es una de las más notables representantes
de la literatura peruana contemporánea.
Autora de libros como Noches de adrenalina, Todo
orgullo humea la noche, ¿Por qué
hacen tanto ruido?, Las dos caras del deseo y
Una muchacha bajo su paraguas. Nos cuenta en esta
entrevista su interés actual por la narrativa
y el estilo no realista, y nos confiesa su preocupación
por la falta de un mercado editorial que acoja
la obra de mujeres y jóvenes valores. Carmen
Ollé acaba de ganar el segundo puesto,
en un final muy reñido, del Concurso de
Cuento Magda Portal.
¿Cuál es el estilo narrativo de
Carmen Ollé?
Tengo y he pasado por varios estilos, en realidad
todavía me estoy buscando. Aunque podría
decir que me siento más identificada con
el estilo empleado en Por qué hacen tanto
ruido y Una muchacha bajo su paraguas, que es
un estilo fragmentario, atemporal. Con él
confieso sentirme más cómoda en
la actualidad.
¿Pensando en toda tu
obra, ¿qué temas son los más
recurrentes en ella?
A partir de mi segundo libro con más notoriedad,
pero ya desde mi primera novela, hay una preocupación
por la identidad, por las relaciones de pareja,
la identidad sexual y la degradación corporal.
¿Cuáles son
los autores que han influido más en tu
obra?
Son muchos escritores y muchas obras. Por ejemplo,
para Las dos caras del deseo Patricia Highsmith
era mi modelo. Para Por qué hacen tanto
ruido era Bécquer. En Pista falsa los escritores
de la novela detectivesca norteamericana como
Walter Mosley. Mientras que en Una muchacha bajo
su paraguas todos los formalistas rusos. Y Noches
de adrenalina se influencia de todos ellos. Es
decir, que cada obra se alimenta de distintas
obras.
¿Qué te llamó
a tocar los caminos de la narrativa después
del éxito de Noches de adrenalina?
Cuando empecé a escribir hice cuento, ensayo,
en realidad todos los géneros y siempre
me gustó muchísimo leer novelas.
Entonces, es desde hace mucho que tenía
ese reto de escribir una novela. Y mi poesía,
incluso en “Noches de adrenalina”,
es bastante narrativa, en el sentido de largo
aliento, no de discurso narrativo, sino de versos
largos, que no concentran, sino que desbordan.
Creo, además, que lo narrativo me ha servido
un poco para encontrar el cauce.
¿Con cuál te
sientes más cómoda, con la poesía
o con la narrativa?
Creo que es un error pensar que en la literatura
hay compartimientos estancos. El artista tiene
toda la libertad para expresarse de mil maneras.
Yo, ahora estoy escribiendo narrativa y por ahora
me siento más cómoda con ella. En
realidad desde hace varios años no escribo
poesía. Personalmente me interesa más
la narrativa, la poesía me parece muy esquiva,
además es muy difícil de encontrar
en estos tiempos un estilo apropiado.
¿Cómo te ves
con la literatura realista?
Creo que la literatura realista, como la que planteé
en Las dos caras del deseo, ya no me interesa.
Eso fue un ensayo para poder contar el mundo desde
fuera. Creo que la literatura no realista, más
simbolista y atemporal, como la de Una muchacha
bajo su paraguas, es la que interesaría
ahora. Me da la impresión de que el realismo
estuviera pasando por una de sus etapas en declive.
Pero así es la literatura, se dan etapas,
como en todo, etapas cíclicas que luego
vuelven renovadas.

Mientras que en tu poesía,
sobre todo en Noches de Adrenalina, las mujeres
rompen esquemas y respiran un aire de libertad,
vemos que en tus novelas hay cierta dependencia
a la pareja. ¿cuál es la percepción
de las mujeres en tu obra?
No, no creo que haya dependencia a la pareja.
En Las dos caras del deseo, la mujer es completamente
libre y hace lo que quiere, lo mismo sucede en
Pista falsa, Por qué hacen tanto ruido
y también en Una muchacha bajo su paraguas.
Si bien es cierto en esta última hay un
amor por la pareja, se trata de una mujer que
se mueve con libertad, depende, claro, de su identidad
de madre, pero es para no desbordarse, pero no
creo que haya ninguna dependencia. Al respecto,
Marcel Velásquez ha hecho un buen análisis
en “Ajos y zafiros” sobre “Las
dos caras del deseo”, señalando que
son identidades de mujeres independientes, que
no son subversivas, pero que tampoco son nada
conservadoras.
En Las dos caras del deseo
se siente cierta rigidez, no tiene la frescura
y libertad de tus otros libros. ¿Qué
influyó en esto? ¿Fue acaso la temática?
Sí, se debe un poco a la temática.
Yo, ahí estuve frenando mi estilo, que
es más desbordado, lingüística
y verbalmente hablando. Debido a la historia estuve
frenando mi lenguaje por privilegiar la historia
y usar un lenguaje más funcional, al estilo
de Patricia Highsmith. Pero así es, cada
escritor tiene su vena, su temperamento y éste
no se puede forzar. En ese sentido esto constituyó
un ensayo para mí. Yo me siento más
dentro de mi propia vena literaria en Por qué
hacen tanto ruido o en Una mujer bajo su paraguas,
incluso en Pista falsa, con todos los errores
que pude tener allí. Encuentro que ese
es el universo que a mí, personalmente,
me gusta.
¿Qué opinión
tienes de la literatura hecha por la mujer en
el Perú hoy?
La narrativa exige mucho tiempo libre, mucha dedicación,
también exige un mercado editorial disponible
y dispuesto a arriesgar. Yo creo que las mujeres
peruanas sí tienen obra, pero está
inédita, rigurosamente inédita.
Las mujeres no tienen, lamentablemente, un mercado
editorial que las acoja, ese es el problema. Luego,
tampoco hay muchas mujeres que se dedican a la
literatura, porque estamos en un país pobre,
donde la mayoría tiene que trabajar para
sobrevivir y donde la sensibilidad literaria y
artística es mínima, porque no se
promueve a través del gobierno, ni programas
culturales, no se incentiva. Entonces, ¿de
qué mujeres estamos hablando? Probablemente
de un grupito menor. Y generalmente no es así
de donde salen las artistas, deben de salir de
una gran parte de la población y no de
grupos reducidos.
¿Finalmente, actualmente vienes trabajando
en alguna obra, o ya tienes algo por publicar?
Por salir no. Pero estoy revisando una novela
que es de corte realista. Se trata de una novela
en clave detectivesca, sobre las pesquisas de
una funcionaria de ONG, en relación a la
muerte de un emigrante en Italia. Es un problema
también sobre la identidad sexual. La estoy
revisando mucho, como ahora soy crítica
frente al realismo y ya no me interesa tanto,
estoy siendo muy dura y no me provoca publicarla
todavía. Además de eso, estoy escribiendo
cosas diferentes, más simbólicas,
cosa que a mí me resulta curiosa, porque
no me gusta el simbolismo, pero sin embargo estoy
derivando en textos parasimbólicos, medio
realistas y medio simbólicos. Y creo que
me gusta el lenguaje que empleo allí y
las tramas.
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